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domingo, octubre 10, 2004

Ellas danzan en mi memoria (hay fuego y niebla y amor)

MI BLABLA ACADÉMICO [intro]
Durante los últimos años del siglo dieciocho, un grupo de jóvenes artistas alemanes (Schlegel, Hölderlin, Novalis...) comienza a producir lo que luego serían los textos fundacionales y programáticos del llamado “Romanticismo Alemán”. Textos que proponen el retorno a cierta idea de absoluto, consideran que lo bello es verdadero y bueno, sólo por ser bello (a diferencia de la noción platónica, clásica), proclaman la necesidad de volver estético el pensamiento y, como gesto que luego será asociado típicamente a la “actitud vanguardista”, incitan a “hacer viva y sociable la poesía, y poéticas la vida y la sociedad” (F. Schlegel, Fragmento 116 del Athenäum, 1798). Poetizar la vida, llenar de vida la poesía.
Además de esto, hay una propuesta un tanto más enigmática y confusa: crear una nueva mitología. Según los “románticos alemanes”, todos los grandes poetas bebieron de la fuente mitológica que, al mismo tiempo, recrearon. El signo de sus (nuestros) tiempos sería la ausencia de mitología, lo que provocaría el vaciamiento de la poesía y de la vida (poesía pensada en un sentido muy amplio, casi como una energía vital, un lenguaje universal).

[interludio]
Bueno, pero basta de esta digresión aburrida. ¿Qué estoy haciendo con toda esta cháchara pseudoacadémica en la bloga de una red feminista?
Muchas veces escuché a profesores acusar al feminismo de ser un revival del proyecto romántico. Acusar(¿nos?) a las “feministas de la Academia” de resucitar categorías tan llenas de olor a naftalina como la de “sujeto” o “tradición”.
Hace poquito tuve que estudiar y empezar a conocer un poco qué fue ese tan nombrado “proyecto romántico”. No sé si entiendo, pero sí creo que no estaría tan mal retomar algunas cosas. Es más, me di cuenta de que soy una romántica anacrónica. ¿Y qué?

MI BLABLA FEMINISTA
Lo que voy a decir no es nada “original”. Es sólo que además de decirlo, lo estoy viviendo.
Es necesario que las mujeres generemos nuestra propia mitología. Tanto las mujeres como colectivo, como cada de una de nosotras en tanto “individua”. Creo que nunca tuvimos una mitología propia. En todo caso, hemos bebido de las aguas ponzoñosas de un imaginario patriarcal que, en lugar de proponernos herramientas para pensar nuestras potencialidades, nos imprimió relatos de castigos, de expulsadas del paraíso.
Sé que la palabra “mitología” suena muy sospechosa. Puede ser asociada al fascismo, al nacionalismo (puaj), a lo estanco, lo rancio y autoritario. Pero también, como todo casi, puede ser reapropiada desde su capacidad generadora.
Propongo una mitología dinámica (a pesar del aparente oximoron), en ese sentido que le daban los románticos: lugar donde una se acerca a beber, a informar vacuidades. Un suelo, un espacio productor de sentidos. El barro para hacernos y rehacernos como sujet+s.

VOS-ELLAS-NOSOTRAS-YO [a mis hermanas]
Yo tengo mi mitología personal. Tengo mis altares, mis diosas. Lo hermoso es que son diosas pero también son mis hermanas, y también son yo y son lo que puedo ser, si quiero. Mi mitología se va regenerando todo el tiempo. Me sirve para pensarme, para decirme que no tengo que ser Eva, que puedo ser Lilith. Que hubo una inteligencia como la de Simone de Beauvoir. Y que esa inteligencia menstruaba, como yo. Mi mitología está llena de los mundos húmedos y nebulosos de Marosa de Giorgio. De damas pequenísimas ocultas en el corazón de un pájaro, cantadas por la voz de mi hermana (pero también mi madre estelar, no sé) Pizarnik. El pelo larguísimo y desgreñado, los collares de Janis. Las vocales infinitas de Billie Holiday y el arrabal escondido en Adriana Varela. Fragmentos de mi abuela y de mi madre. Hay brujas, amazonas, hadas, anacoretas, místicas, ermitañas. Está Safo, extendiendo sus bracitos para tocar el cielo. Abundan las ancianas anónimas tejiendo arte de algodón. Está la alquimia de Remedios Varo. Chavela Vargas bajo una luna verde, en una tormenta verde, en la orilla de un mar verde con una esmeralda en el puño cerrado, esperando. Está la hojita rústica en la que Ada Byron escribió el primer algoritmo. Y los átomos que veía Cavendish, poesía cuántica. Grrrls hackers que en la noche eléctrica se funden con sus máquinas y la tecnología de pronto puede ser hembra. Está Virginia Woolf gritándonos que la hermana de Shakespeare duerme en nosotras (ay, también te veo, Virginia, convertida en una Ofelia tan triste, no te vayas...). Y las canas de Patti Smith, y las piernitas huesudas de PJ Harvey cuando nos pregunta si no vemos su navaja de bolsillo y le pide a su madre que deje de coserle el vestido de novia, y el cuerpo doloroso de Frida pero que nunca dejó de rodearse de amantes (su cuerpo nunca dejó de amar) y...
yo que soy una intermitencia, en una constelación de otras, titilando, algunas más intensas, otras menos, y nos comunicamos luz y sombras, pero estamos unidas por esa linita invisible y no hacemos figura, hacemos rizoma...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, de cierta manera retomar a Ateneas o Safo es una manera de recontruir una mitologia de nosotras.
Iba a escribir mas lineas, pero no encuentro palabras que esten a la altura de tan bella post.
Sx

cristina fernandez dijo...

Muy bellas tus reflexiones acerca de la mitología de las mujeres. Las comparto totalmente. Yo agregaría a las madres y abuelas de plaza de mayo y a todas las mujeres de la historia que lucharon por un mundo mejor para todos. Te saluda Cristina Fernandez